Domingo XXV del Tiempo Ordinario

Tiempo Ordinario

|

Ciclo C

Escuchad esto, los que pisoteáis al pobre y elimináis a los humildes del país, diciendo:
«¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el grano, y el sábado, para abrir los sacos de cereal – reduciendo el peso y aumentando el precio, y modificando las balanzas con engaño -, para comprar al indigente por plata, y al pobre por un par de sandalias, para vender hasta el salvado del grano?».

El Señor lo ha jurado por la gloria de Jacob: «No olvidará jamás ninguna de sus acciones».

Alabad al Señor, que alza al pobre

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo.

Querido hermano:

Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.

Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: este es un testimonio dado a su debido tiempo y para que fui constituido heraldo y apóstol – digo la verdad, no miento -, maestro de las naciones en la fe y en la verdad.

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando las manos limpias, sin ira ni divisiones.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.

Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.

Él le dijo:
“Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.

Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.

Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.

Le dijo:
“Aquí está tu recibo, escribe ochenta”.

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es de fiar en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

Señor, ayúdanos a vivir en el gozo de tu servicio

La liturgia de la Palabra propone hoy las lecturas de Am 8,4-7, 1Tim 2,1-8 y Lc 16,1-13. El pasaje evangélico puede dividirse en dos secciones: la parábola del administrador infiel (v. 1-8a) y diversos dichos sobre las riquezas (v. 8b-13). La mayor parte de estos pasajes pertenecen a la materia propia de Lucas. El v. 13 tiene un paralelo en Mt 6,24.

 

1. La parábola del administrador infiel (v. 1-8a)

La parábola, que es conocida también como del administrador astuto, contiene algunos detalles que, como en otras parábolas de Jesús, plantean desconcierto. Así, causa perplejidad escuchar que el administrador, que ha sido acusado de ser infiel a su amo, tome la decisión de perdonar a los deudores de su amo unas cantidades de aceite y de trigo que perjudican los intereses del dueño de la finca. Esto no haría sino ahondar más la gravedad de su administración desleal. Desconcertante resulta también que el amo alabe esta conducta de su administrador infiel. Y más desconcertante aún resulta que Jesús aconseje a sus discípulos seguir el ejemplo del administrador: «Ganaos amigos con el dinero injusto…» (v. 9).

Todos estos detalles sorprendentes se explican si se tienen en cuenta las costumbres de la Palestina del tiempo de Jesús.

a) La «extraña» conducta del administrador
Para comprender la conducta del administrador (griego, oikonómos) hay que partir del hecho de que en Palestina los administradores no cobraban un salario fijo por su trabajo, sino que trabajaban a comisión, es decir, tenían derecho a exigir a su favor un plus a los productos que los labradores renteros debían entregar al dueño del campo. Esto daba lugar a que administradores sin escrúpulos exigieran gravámenes demasiado altos y que les permitieran enriquecerse a costa de los labradores. Y esto daba ocasión a que pudieran ser denunciados ante el dueño de la finca.

En el caso de la parábola, tras la denuncia que alguien ha realizado contra el administrador, el dueño ha decidido despedirlo, después de haberse cerciorado de la veracidad de la denuncia, y le ordena que le prepare un informe detallado de su administración. El administrador, que sabe que ha caído en desgracia, reflexiona en su interior y cae en la cuenta del duro futuro que le aguarda. No le será fácil ganarse la vida. Es lógico pensar que un hombre como él, dedicado durante años a tareas burocráticas, no tenga las fuerzas físicas que se requieren para cavar o para otros trabajos que requieran un fuerte esfuerzo físico. Pero la perspectiva de sobrevivir mendigando no es demasiado agradable. ¡Qué vergüenza dejarse ver como mendigo un hombre como él, que ha gozado de una posición social privilegiada! Y si tenía familia, ¡qué bochorno para ella verle caer tan bajo!

En su reflexión llega a una ingeniosa, aunque sorprendente, solución. Llama a los deudores de su amo y les propone rebajar las cantidades que le adeudan. Aunque en la parábola Jesús habla sólo de dos, la expresión «uno a uno» (v. 5) da a entender que eran muchos más. Al primero, que le debía cien batos (barriles o tinajas) de aceite, le manda escribir cincuenta. El bat era una medida hebrea para líquidos equivalente a unos cuarenta litros. Esto significa que la cantidad adeudada era de unos 4.000 litros de aceite. Cuando el administrador le pide que extienda un documento con sólo cincuenta batos, da a entender que esa era en realidad la verdadera cantidad adeudada y que los otros cincuenta era la comisión que se llevaba el administrador. ¡El cien por cien! Una cantidad a todas luces desproporcionada y abusiva.

Al segundo arrendador le pregunta cuánto debe al dueño del campo. Y le responde que cien coros (fanegas o cargas) de trigo (v. 7). El kor era una medida judía para áridos, equivalente a 400 litros. La cantidad adeudada era por tanto de 40.000 litros de trigo. Cuando el administrador le pide que extienda un recibo por ochenta, en realidad esa era la cantidad adeudada; los otros veinte eran la comisión que el administrador se cobraba, ciertamente una cantidad nada desdeñable. En ambos casos, por tanto, el administrador estaba perdonando a los deudores la parte de su comisión. No se trataba de una nueva acción desleal contra su amo, sino de la renuncia a su beneficio.

 b) La alabanza del dueño del campo (v.8)
Conocida la decisión del administrador, el señor de la finca lo alaba por haber actuado con sagacidad. Eso significa que el dueño no se sintió defraudado en sus bienes, sino que entendió muy bien el alcance del gesto del administrador. En efecto, había actuado con rapidez, con astucia y sagacidad, y con cierta generosidad al estar dispuesto a perder la parte de sus beneficios en favor de los arrendadores.

De este modo resulta comprensible que Jesús proponga el proceder del administrador como un ejemplo a seguir por sus discípulos ante lo que conlleva la opción por el Reino de Dios. Es preciso actuar con prontitud, con sagacidad y con generosidad, renunciando a aquello que pueda resultar una dificultad para entrar en el Reino.

 

2. Los dichos sobre el dinero (v. 8b-13)

Los dichos que vienen a continuación pueden haber sido pronunciados por Jesús en diversos momentos y reunidos por Lucas porque tienen en común el tema del dinero.

a) Ganaos amigos con el dinero injusto… (v. 9)
De estos dichos el que resulta en verdad extraño es éste, pues, situado en el contexto de la parábola del administrador infiel, con él parece que Jesús invita a sus discípulos a actuar de una manera poco ética: blanquear el dinero ganado de modo ilícito usándolo para ganar amigos. Es evidente que de Jesús no se esperaría un consejo así. Pero interpretado de manera adecuada, el dicho de Jesús resulta coherente con su predicación.

La mayor dificultad viene de la expresión «dinero injusto» (lit. mamona de la injusticia), que parece dar a entender que se trata de un dinero ganado de forma injusta. Pero esa expresión ha de entenderse como «ganaos (lit. haceos) amigos con el mamona (que es) injusto». Es decir, Jesús se refiere a que en sí mismo, en su origen el dinero (o las riquezas), tiene una fuerza seductora que lo hace peligrosamente injusto o perverso, pues puede atrapar el corazón del hombre. En el v. 11 Jesús contrapone el dinero (o la riqueza) injusto con el dinero (o la riqueza) verdadero. Con ello da a entender que el dinero injusto, es a la vez engañoso, mentiroso. De hecho, el término arameo mamona parece derivar de la raíz verbal aman (ser firme o estable, creer) y viene a significar «aquello en lo que se pone la confianza». El dinero (o la riqueza) lleva en sí la injusticia, la mentira, de convertirse en un dios en el que se pone la confianza, compitiendo con el Dios verdadero. A esto se referirá Jesús más adelante con sus dichos sobre el servicio a Dios o al dinero (v. 13).

En la frase «ganaos amigos para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas» (v. 9), ¿quiénes son esos amigos? Por la explicación dada, el contexto supone que «amigos» es un modo velado de referirse a Dios, el único que puede recibir en las moradas eternas. En la frase «para que cuando os falte», Lucas emplea el verbo griego ekleípo, que, además de faltar, significa terminar, acabar, que parece una alusión al final de la vida. Es muy verosímil que Jesús quiera decir que cuando llegue el final de la vida el uso de las riquezas haya servido para que Dios sea el amigo que nos haga entrar en las moradas eternas. Esta interpretación es la que siguió san Jerónimo en la traducción de la Vulgata.

b) No podéis servir a dos señores… (v. 13) (Mt 6,24)
Esta sección de dichos sobre el dinero o la riqueza se cierra con uno sobre la imposibilidad de hacer compatible el servicio a Dios con el servicio al dinero. El dicho está construido en una estructura quiástica, que acentúa la fuerza del contenido:
a) aborrecerá a uno,
b) amará al otro,
b’) se dedicará al primero,
a’) descuidará al segundo.

La enseñanza de Jesús es clara. Hay que tomar una decisión que conlleva una elección de preferencia: O servir a Dios o servir al dinero. El profeta Elías había propuesto al pueblo una elección semejante: Seguir a Dios o seguir a Baal (cf 1Re 18,21). En su dicho Jesús deja entender que servir a Dios es libertad, dedicación que da sentido a la vida; servir a mamona es servidumbre, esclavitud, vida perdida.

 

Que María, Sierva pobre del Señor, nos ayude a servir a Dios en pobreza.
¡FELIZ DOMINGO!

Artículos relacionados

Domingo XXVI del Tiempo Ordinario

La parábola se abre con la breve presentación de un hombre rico. Jesús pone el acento en dos detalles: el vestido y las fiestas. El rico vestía prendas de púrpura (quizás el manto exterior de lana pura), que eran muy costosas, reservadas para reyes y grandes magnates, y prendas de lino (quizás la túnica), material muy costoso y apreciado, sobre todo el procedente de Egipto y de la India.

Domingo XXIV del Tiempo Ordinario. Fiesta de la exaltación de la Cruz

El pasaje del evangelio forma parte del largo diálogo de Jesús con Nicodemo recogido por san Juan (3,1-21). El evangelista presenta a Nicodemo como un prestigioso magistrado fariseo (v. 1), que visita a Jesús de noche. Nicodemo, que sólo es conocido por el cuarto evangelio, aparecerá en varias ocasiones más, sobre todo con ocasión del enterramiento de Jesús junto a José de Arimatea (cf Jn 19,38-42).

Política de privacidad

En cumplimiento del Capítulo II de la ley 34/2002, LSSICE y del Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de los mismos, (RGPD), la presente página web es propiedad de la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, domiciliada en la calle San Bernardo 103, 28015 Madrid, y con CIF R2800454G, con teléfono de contacto 91.593.82.45 y correo virgendelosdolores@archimadrid.es.

En la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores aplicamos las medidas de seguridad necesarias para evitar la alteración, pérdida, tratamiento o acceso no autorizado de los datos personales, habida cuenta en todo momento del estado de la tecnología, así como para proteger sus datos y guardar total confidencialidad.

El usuario se hace responsable de la veracidad de la información que nos proporcione, así como de su actualización. Igualmente, será responsable de cualquier daño o perjuicio que pudiera derivarse como consecuencia de que los datos facilitados sean falsos, inexactos o no se encuentren actualizados.

Tal como exige la normativa vigente de protección de datos, le informamos de:

Finalidad del tratamiento

Al solicitar información a través del formulario de contacto, la Parroquia utilizará tus datos para responder a tu consulta; en este formulario solicitamos: nombre y apellidos, correo electrónico y, de forma opcional para facilitar la comunicación, un número de teléfono.

Legitimidad del tratamiento

Como usuario de nuestra web, mediante la marcación de la casilla que figura en el formulario de contacto, nos autorizas a que te remitamos las comunicaciones necesarias para dar respuesta a la consulta o solicitud de información que nos planteas en el formulario.

Tiempos de conservación de datos

Los datos de las consultas que recibamos a través del formulario se conservarán solamente el tiempo necesario para dar respuesta a la consulta planteada.

Destinatarios

Tus datos personales recopilados en el formulario de contacto no serán cedidos a ninguna entidad. En el caso de que, en algún supuesto, necesitemos dar a conocer su información personal a otras entidades, te solicitaremos previamente tu permiso a través de opciones claras que te permitirán decidir a este respecto.

Derechos de los usuarios

Puedes ejercer tus derechos de acceso, modificación, supresión y oposición de sus datos, así como ejercitar los derechos de limitación y portabilidad y otros derechos, enviando un escrito al correo electrónico virgendelosdolores@archimadrid.es, o mediante correo postal a la dirección arriba indicada, adjuntando fotocopia del DNI o pasaporte, poniendo como asunto “Protección de datos”.

También tienes derecho a presentar una reclamación ante la autoridad de control, la Agencia Española de Protección de Datos, a través de alguno de los medios siguientes:

Actualizaciones

La Parroquia Nuestra Señora de los Dolores se reserva el derecho a modificar la presente política para adaptarla a novedades legislativas o jurisprudenciales que puedan afectar al cumplimiento de la misma.